A Ti, siempre te he echado de menos...
Eso es, ha sido y será así. Sin más. Por eso mismo, de vez en cuando me dejo caer en tu negra reja, al amparo del rumor del agua callada y quieta que con la mecida justa se adentra en la ciudad. Y paseo tu reino al calorcito de una tarde primaveral en la que me sobra la chaqueta, y en el invierno de una noche fría y tersa que despierta las neuronas dormidas, cuando los cantos de los pájaros enmudecieron hace rato, mientras buscaban refugio... y allí me paro siempre un rato... esté abierta tu casa, o no...
A Ti, siempre te he echado de menos...
Seguramente a Ti, sea a quien le debo una nueva etapa en mi vida y en mi vida costalera. Una nueva interpretación de lo que es pasear las calles y pasear bajo un palio de alpaca plata que se vuelve dorado al candor de una tarde que cae como siempre, lentamente sobre tu casa. Seguramente a Ti, te debo las hechuras que me hicieran ser la voz bajo tu paso de palio, y ser los pies de muchos hombres buenos que te enseñamos a volver de noche a San Pedro, "de otras maneras". Seguramente a Ti, te deba tantas y tantas cosas, que jamás te estaré del todo agradecido...
A Ti, siempre te he echado de menos...
Y es por eso, que cada vez que puedo te visito. Que me sigo echando en tu cancela. Que me palpita el corazón y mi sangre corre a borbotones cuando te siento cerca y cuando te siento tan dentro. Que cada vez que te recuerdo, te rezo y te añoro. Que fuiste tu quien vio a mi madre ser bautizada, con aguas del bajo Albayzín, y quien bendijo la unión de ella con mi padre. Que cada vez que te me vienes a la cabeza, sobran palabras para medir aquellas chicotás de ilusión que se dieron bajo tu paso. Todas. De principio a fin. Sin más demostración excesiva de algún sentimiento que no fuese llevarte a Ti...
A Ti, a quien siempre he echado de menos...
Y será por eso, que cuando llega el domingo más bonito del año, y con el su mañana, no puedo dejar de ir a verte en persona. Por poco tiempo que pueda, tenga o me sobre. Por mucho que las sombras de las calles aún dormidas, me hagan temer a la mañana. Por mucho tiempo que pase, y por todo el que pasé contigo. Porque si hubo amor y fuego, el rescoldo siempre queda, y la llama está que arde. Porque a Ti, siempre te he echado de menos...
A Ti, siempre te echaré de menos...
Porque fuiste el espaldarazo a muchos cambios en mi vida, de la mano de los cambios que hubo bajo tu paso. Porque me enseñaste de nuevo, las maneras de pasear y de pasearte. Porque te cruzaste en mi camino, para dar sentido a las cosas y para ponerme a mi en el mío. Porque me hiciste fuerte y con eso ya tuve bastante. Porque muchas de tus calles, me siguen llevando una y otra vez a Ti. Porque me devolviste el romanticismo aterciopelado que atesora tu paso de palio. El más romántico de toda Granada... y con eso me quedé. Con tu romanticismo que yo hice mío, para recuperar lo perdido y regalárselo a quien así lo mereciera... y por eso, y por otras tantas miles de cosas impares, te estaré siempre agradecido...
Y a Ti... pasen los años que pasen...
te seguiré echando de menos...