Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

miércoles, 23 de marzo de 2011

Miércoles... silente... descalzo... mercedario... y Nazareno...


Miércoles... silente... Miércoles descalzo... Miércoles mercedario... Miércoles nazareno... Miércoles de cruces al hombro... Miércoles morados desde hace ya casi tres décadas. Casi treinta años que hemos visto a sus hermanos pasear al amparo de callejuelas realejeñas en tardes de miércoles santos. Treinta veces casi van ya, que se apagaron todos los cirios y ya no quedo más cera que la que ya ardió. Miércoles buscando las calles que no pisara anteriormente nadie, para realizar estación de penitencia con El y por El. Calles que desembocan siempre directas al corazón de cada granadino que lo ve pasar. Un solo sonido que retumba al compás de las letanías que los adoquines dejan escapar al roce del pie costalero contra el frío empedrado. El rachear de alpargatas desgastadas, con el talón reposadito y bien pegado al suelo... y siempre largo... y lento... largo y lento... y así se acerca y se aleja un año más, la portentosa efigie del nazareno que tallara el Maestro Barbero Gor. Talento nacido de su gubia y que yo me atrevería a decir que su mejor imagen para procesionar, y digo me atrevería, pues de arte no entiendo, ni malditas las faltas que me hace. Nazareno que nos sobrecoge un pellizco en el alma como cada miércoles santo... silente, dolorido y maltratado, cargando con la cruz de nuestros pecados, hasta el infinito y más allá...


Pasa deprisa. Largo y lento en su compás se me pierde entre la espesa nube de incienso que sus hermanos levantan para avisar de que el que viene es el Bendito, Hosanna al Señor, que también es glorioso verlo portentoso alzar al vuelo su cruz, y decirnos a todos, "Tranquilos, no pasa nada... veis??... ¡¡¡estoy cambiando el mundo!!!..."... y se aleja, se pierde en la noche, envuelto en ese halo de misterio que hace más bonitas las noches y todas las madrugás. Y yo, pobre de mi pecador, alzo la vista al despedirme de El y veo ya a lo lejos su talón levantado, prodigioso ademán de ir a lanzar un paso más hacia la misma gloria, a terminar su calvario, su condena y su camino, para dejarnos otro mucho mejor, gratis, limpio de polvo y de paja, nuestro... y el que lo quiera, que lo coja para el... pero... ¿¿donde vas tan solo, Nazareno??... ¿¿acaso no debemos de agachar la mirada al sentir tus pasos y el crujir de tu cuerpo bajo el peso de la cruz de madera??... ¿¿acaso no debemos más que asentir y entonar nuestros "mea culpa", al verte dolorido y cansado??... ¿¿acaso soy digno de Ti, Señor... que te veo a diario y hay veces que no soy capaz de encontrarme ni a mi mismo??... 


No lo se, pero si Tu me lo permites, otro año más será que estaré esperando tu llegada en la Placeta de Luis Rosales, para verte pasar como siempre... en una tarde noche de miércoles silente, descalzo, mercedario, nazareno, morado y con casi treinta años más ambos dos... y como la única música de tu son, es el racheo y el respirar que se desborda por los costeros de tu paso, yo te dejo una poquita de guasa, para que te des el gusto de una chicotá al son largo y lento de las cornetas y de los tambores... Nazareno de Jesús... mira que bonito, Señor... y vamonos, largo y lento.. que yo te hecho una mano en la trasera y me siento al lado de tus angelitos, convirtiéndonos en un trió de amor... porque simplemente me apetece... vamonos Señor, que se nos echa la hora encima, y se hace de noche... y la luna, embustera y cobarde, se esconderá entre las nubes para hacer como que no existe. Y es que estando Tu en la calle, me sobran lunas, calles y adoquines, cera y esparto, incienso y oro... vamonos Señor, que va llegando la hora, de que el mejor de los nacíos, nos deje por tres días... y yo, yo te estaré entonces esperando... que así sea, Señor, que así sea...

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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