Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Descanse en la paz del regazo de su Madre, Amargura

Y llegará mañana otro amanecer nuevo,
y con el, un compás perdido e inerte...
Un muero sin morir en mi, porque muero...

Y llegará con la fresquita de la mañana,
el rocío nuevo que empapa los campos
y se adormece en las ramas...

Llegará, porque siempre ha de llegar,
un nuevo sol que plante guerra
a esta insolente y pobre sociedad...

Llegará, Enrique, porque ha de venir,
ese día en el que nos volvamos a ver
porque esto no es más que un "hasta luego"...

Y volveremos a estrecharnos esa mano,
la misma que me lanzaste un Lunes Santo,
y se que tendremos la misma conversación...

-"Muy buenas, Maestro... me alegro de verlo"...

- "Buenas son, chaval, muy buenas que son"...

Y si que lo fueron, lo son... y lo serán...

Antes de que tu te vayas...

Antes de que te vayas para siempre. Déjame decirte algo, antes de que tu carne y tu piel, reciban hoy sepultura en el camposanto granadino de San José. Antes de que tus vecinos y amigos te den esta tarde el último adiós, o mejor un "hasta luego, maestro"... pues antes de todo eso, yo quiero dejar constancia en mi blog, de uno de los momentos más mágicos que pude vivir en la estación de penitencia del pasado Domingo de Ramos, y que perdurará en el tiempo y en nuestros corazones. Terminaba nuestro cometido debajo del paso. Habíamos atravesado la romántica Carrera del Darro, navegando entre chicotá y chicotá, sobre los pies, escoltados por una bulla de las que siempre se generan delante de Ella cuando vuelve a casa, y disfrutando al máximo de cada paso dado ahí debajo. Sudor de hombres de bien, que terminaban la faena un año más. Pero lo mejor estaba aun por llegar, tras atravesar el cancel que da al patio de la iglesia...

Nos encontrábamos parados en el patio de San Pedro, sumidos en la plena oscuridad que atesoran los faldones de el paso de palio más romántico de nuestra semana santa, y de pronto se escuchó un quejío... ya lo comentaba el otro día en este mismo blog. El maestro Enrique Morente, lanzaba al viento su voz para convertirla en rezo y plegaria para María Santísima de las Maravillas... Enrique, tu fuiste el último en cantarle una saeta a la Reina de San Pedro, y así será, hasta que el próximo Domingo de Ramos del dos mil once, alguien se atreva a romper sus silencios, y con la voz rota como manda el corazón y mandan los cánones, vuelva a rezarle a la Virgen como se reza en Andalucía. Con ese puntito flamenco y ese compás descarnado que hace que los corazones ahoguen sus penas, la sangre se cuaje por momentos, el alma se hiele y los velos del templo se partan por la mitad...

Gracias, maestro... porque jamás podré olvidar momentos como este... la última Saeta de Enrique Morente a la Virgen de las Maravillas, Domingo de Ramos de dos mil diez... Ahí queda eso...

El palio más romántico de Granada - La Virgen de las Maravillas

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

El Misterio de los Misterios - La Santa Cena Sacramental

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